lunes, 11 de noviembre de 2013

Mis mil y una historias en Promoviendo Exito Joven

Cuando aquella mañana subí al avión en mi confortable Quebec, no imaginé las mil y una historias que viviría en este año de convivencia con los jóvenes de Lima Sur, mujeres y hombres con ganas de aprender y superarse. Este mes estoy cumpliendo un año apoyando Promoviendo Éxito Joven como voluntaria del Programa Uniterra, lo que significa igualmente el fin de mi mandato y el regreso a Quebec. 

Para mí, el equipo Promoviendo Éxito Joven es como una pequeña familia y los becarios son como todos nuestros hijos, primos y sobrinos que he visto crecer. He estado casi desde el principio del PEJ, los vi empezar su capacitación con muchas ganas, seguir estudiando con mucho esfuerzo y motivación y, finalmente, ver a muchos que ya concluyeron sus clases, cumplir sus objetivos con éxito.

A veces mi trabajo se hacía desde lejos, mientras otras veces tuve la oportunidad de conocerlos de más cerca y sentir su motivación que me transmitieron para seguir apoyando al proyecto con una sonrisa inmensa. Con la enorme familia que es el PEJ, he vivido de todo: me salieron lágrimas por unos de ustedes que me compartieron sus tristezas y ganas de superarse a pesar de todo, me maté la risa, confronté mis miedos de salir en ciertas zonas desconocidas, me molesté por el machismo que se siente en la vida diaria y, más que todo, me alegré a verlos tan contentos de participar en las actividades del PEJ y me emocioné al verlos graduar y poner tanto esfuerzo en el camino hacia el éxito. 

No se puede escribir esta nota sin hablar del grande equipo del PEJ, a pesar de ser un equipo de cinco personas (incluyéndome) y con unos consultores más. El equipo PEJ es un equipo que pone todo su corazón en lo que hace, que deja sus problemas personales de lado para pensar en todos los demás, que tiene una visión global y a la vez piensa en todos los detalles, que da más de su tiempo del que debería; es un equipo apasionado que solo tiene en mente lograr el objetivo principal del PEJ: mejorar las condiciones de vida de jóvenes de Lima Sur, vía la mejora de la inserción laboral y del emprendimiento de los jóvenes.  

Espero que de mi paso de un año en el PEJ no quede solamente la página web del PEJ que diseñé y he administrado, sino también unos recuerdos de los momentos compartidos en las entrevistas, en las actividades o en sus visitas en la famosa casita 8. También espero que para siempre tengan al PEJ en su corazón, como sentimiento de pertenencia a un grupo de gente motivada, y espero encontrarlos por casualidad trabajando o administrando su negocio en algún momento que estaré de estadía en Perú.

Nunca se olviden: somos jóvenes y tenemos el poder de cambiar las cosas tanto en nuestra vida privada como en el ámbito político, profesional, civil y social. Todos, mujeres y hombres, tenemos el derecho a las mismas oportunidades y no deberían verlo solo como un derecho, sino también como un deber. Tenemos el derecho y el deber de crear los cambios, de actuar y hacernos escuchar para que ese mundo sea uno con menos desigualdades y mejores condiciones de vida. 

Bueno, es hora de dejar el arenal ya que mis paisanos me están esperando en Quebec, y de decirles: “Ce n’est qu’un au revoir, mes frères, oui nous nous reverrons” (Solo es un adiós, hermanos, sí nos volveremos a ver).

Au revoir!